Definitivamente el womad me sigue enamorando, pero con el paso de las ediciones he aprendido a disfrutar plenamente el día y la tarde. Obligada a ello por el asalto de jóvenes (ejem...no quiere decir que yo no sea joven) botelloneros que inundan la Plaza con montones de bolsas, botellas y bidones de calimocho que hacen impracticable el recinto. Todavía no se si escuchan la música o les interesa el festival.
Pero siguiendo con mis preferencias, lo que más me gusta son los talleres.
Grupos de lejanos paises enseñan su música y bailes tradicionales. En una hora somos capaces de aprender una pequeña coreografía (un ocho como diarían en Fama). La gente participa activamente en los bailes y me lo paso estupendamente. Así, años tras año, vamos acumulando pasos de bailes exóticos.
Os dejo este vídeo de Siyaya (Zimbabue). Ayudada como no, por el pulso de Abi y algunas fotos que hice. Fijarse en las bailarinas, increibles. Medía hora más tarde se puso a llover, pero de allí no se movió ni Dios.
"Colorida, ambiental y rebosante de enrgía, la música y el baile de Siyaya transciende del lenguaje y se comunica directamente con el público..."
3 comentarios:
Si la felicidad tuviera banda sonora, seguro que se bailaba así ;-)
Lo bonito del womad es que esta es la banda sonora de tres días imnolvidables.
un abrazo
Querida Eva, Soy como el conejo de Alicia en el País de las Maravillas: no tengo tiempo, esto es ya una pequeña desgracia, pero siempre te agradeceré que esté incluido en tu vivencia-blog, esto si es una alegría
Besos
Antonio
Publicar un comentario